Podrán pasar más de mil años y este asteroide seguirá siendo vital a pesar de la distancia, los silencios, la ausencia de abrazos y los mimos que se difuminan con el paso del tiempo.
Me enseñaste el alma con la mirada, me prestaste tu brazo de almohada, me diste dulces despertares con el eco de tu risa y me hiciste sentir grande con infinitas palabras que días como hoy necesito releer para encontrar un poco de sentido a todo esto de la madurez, de evolucionar y de aceptar que las cosas cambian aunque no queramos, y, es más, que ese cambio es bueno y necesario.
Echo de menos nuestras conversaciones de horas en las que sólo hablaba yo, echo de menos tus sms sorpresa en los que me pedías que mirara la luna llena (to borroncha), echo de menos encontrarme cartas al deshacer la cama y echo de menos cuando me abrazabas sin decir nada más, sin juzgarme y permitiéndome ser yo al cien por cien, en estado puro, sin caretas, hasta que me calmaba y entonces nos echábamos unas risas.
Esta noche necesitaba recuperar parte de esas palabras que grabaste en papel y que, conforme pasa el tiempo, van cobrando más sentido. Recordarte a ti es recordarme a mí misma, es recordar esa época clave en nuestras vidas que marcó en gran parte lo que somos hoy. Dejo un fragmento de aquella carta compuesta por palabras que ensanchan el alma...
Eres parte de mí, eres más q una hermana, ya q sin unirnos nada nos unimos y ahora nos une todo.Y q sepas q tienes dos ojos más para llorar, una boca más para reír,un hombro más para apoyarte, dos manos más para tocar,mis pulmones para respirar y mi corazón para cuando el tuyo se rompa.Quiero decir, que tienes mi vida. Eres mi luna y mi estrella,sólo mirando el cielo te veo,y mirándote veo el cielo, siempre azul y despejado, como tus ojos,oscuro,iluminado por los destellos de tu risa,por ti...
Te adoro mi ballenito
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