19 de octubre de 2001, Ter se sienta frente a la pantalla en la que se proyecta Amelie. 120 minutos después, la vida de Ter cambia para siempre.
Esta película sí que brilla con luz propia. Para mí es un claro ejemplo de la verdadera magia del cine, ése que no te deja indiferente... Nunca me cansaré de verla...
(Imagen: Salva manteles del Café des 2 Moulins, París. Regalo de mis niñas Cris y Nuria)
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