domingo, 6 de marzo de 2011

Y el cuento reaparece en mitad del cuento

"He leído tu novela, varias veces, y... ya no he podido leer nada más. Se me ha agarrado por dentro, y no me suelta"

Lucía y el Sexo fue el asteroide que me impulsó a dirigir mis estudios hacia el mundo del cine y, por lo tanto, una de las responsables de que hoy sea productora.

Copio textualmente la introducción del primer trabajo que tuve que hacer en la carrera
(1º de Comunicación Audiovisual, Universidad de Málaga. Año 2002)

Martes dieciocho de septiembre de 2001, en los cines de Palma de Mallorca, ciudad donde estoy de vacaciones con mis compañeros de trabajo. Un momento de mi vida que no recuerdo como de los mejores por estar dominado por mi angustia vital tras un típico fracaso amoroso, uno de tantos sucedidos cuando empiezas a ser joven y a descubrir los sentimientos. Me estoy dejando llevar, intento distraerme y ver una película siempre viene bien, a pesar de ser un hecho bastante común. Lo que yo no esperaba es que tras ver esta película, escogida simplemente por ser novedad en cartelera, mi concepto sobre el sexo, el amor y, en definitiva, la vida misma, iba a sufrir un cambio de perspectiva. Lucía y el sexo me marcó. Por un lado me mostró un concepto de amor en el que yo ya no creía y en el que volví a creer a medida que cada plano tan lleno de vida se sucedía, pero lo más alucinante fue que por primera vez veía una producción cinematográfica que respondía a un cine con el que yo siempre había soñado. Un cine lleno de poesía, basado en lo simple, en diálogos simples, pero donde intervienen de manera sobrecogedora unos personajes y sus sentimientos. Tras vivir esta película (porque para mí no fue sólo verla, me introduje en ella, me capturó por completo) mi interés por Julio Medem, su director, se despertó. Supe que mi mirada hacia la realización cinematográfica seguía una dirección bastante paralela a la suya, con la diferencia de que él ya tiene una gran experiencia y yo tan sólo estoy empezando.
Año y medio después, y con motivo de realizar este trabajo, en principio arrancado con el objetivo de ayudarme un poco a superar esta asignatura, me encuentro ante una escasa, pero profunda, información acerca de este director hacia el que, tras estudiarlo sólo un poquito más, mi admiración ha crecido. Y realmente mi intuición no se equivocó. A Julio lo que le interesa del séptimo arte es transmitir visualmente sensaciones y emociones, y es el subconsciente humano el que le inspira especialmente en sus historias. Para él lo que esconde la mente del hombre sigue siendo uno de los grandes misterios a explorar, y es increíble como se enfunda en la piel de un niño tímido pero despierto por dentro, para indagar dentro de personajes y sentimientos. No es de extrañar que admire a Buñuel o Kurosawa.
Todos sus films han surgido de una imagen a la que luego rodea de elementos armónicos. Son una mezcla apasionada de lirismo, magia y arrebato.
Todas estas son las razones por las que me decidí a hacer el trabajo sobre este director el cual me interesaba de hacía tiempo, pero al que no había estudiado porque la pereza y la “falta de tiempo” (porque si uno se organiza y quiere siempre tiene tiempo) no me habían conducido a donde me encuentro hoy. Con una motivación puramente académica en un principio, como he señalado antes, he indagado sobre el trabajo de una persona, y en este caso más que nunca, sobre la persona misma, ya que Medem construye con fotogramas un pedazo de su propio universo interior en cada película que dirige. Y a través de este viaje por el universo de este director donostiarra  he vuelto a soñar con la posibilidad de hacer un cine humano y sensible lejos de todo consumismo. Me entran escalofríos cuando leo que para Julio “cada película es un viaje intensísimo, al volver ya no eres el mismo y tienes que volver despacio y sentir la angustia vital”. Para mí la realización de una película siempre ha de estar envuelta de todas estas sensaciones, y gracias al haber estudiado a este director y su obra, se me confirma la idea de que es posible, y de hecho los hay, que existan cineastas que no sean eminentemente comerciales.
Para terminar con esta pequeña introducción quiero animar a todos los cinéfilos a que dirijan la mirada a este cine, un cine que se empieza a realizar bastante ahora en la industria española, y que contiene sinceridad y amor. Y en concreto, animo a que veáis la obra de Julio Medem, el cual plasma a la perfección estos valores en cada una de sus imágenes. Espero que lo disfrutéis tanto como yo y que le saquéis el mismo jugo.



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